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Después de cien años, la reinterpretación iconográfica de dos pinturas

Programa de Estudios Contextuales del Laboratorio de Pintura

Después de cien años, la reinterpretación iconográfica de dos pinturas

Publicado el 11/06/2013
Cien años
El Museo O'Higginiano y Bellas Artes de Talca solicitó la conservación de una serie de pinturas, realizadas en óleo sobre metal, a fin de restaurarlas para una próxima exhibición a desarrollarse en Talca. Dos de las obras, después de un estudio histórico e iconográfico, fueron identificadas en sus temáticas, lo que hace cambiar los títulos otorgados hace cien años y dar un nuevo giro a su proceso valoración y conservación.

El 8 de julio de 1910, falleció Eusebio Lillo y Robles, quien fuera un destacado poeta y por lo demás autor del Himno Nacional, dejando en su testamento su colección de pintura al Museo Nacional de Bellas Artes. Este legado no estuvo exento de polémica, ya que la Comisión de Bellas Artes no quiso recibir en su totalidad dicha colección, que contaba de 124 obras. El conflicto fue seguido por la prensa de la época y finalmente, en 1911, se recibió la totalidad de las obra; una parte de ella fue exhibida y la otra almacenada o enviada a la Escuela de Bellas Artes. En 1929, algunas obras de esta colección fueron enviadas a Talca, para integrar la colección fundacional del Museo O'Higginiano y Bellas Artes de la ciudad.

Entre las pinturas que fueron enviadas a Talca figuraban dos oleos sobre cobre, correspondientes al siglo XVII, de la escuela flamenca. Estas obras aparecen citadas en 1922 en el catálogo del Museo Nacional de Bellas Artes como; "Castigo del Traidor" y "Azotados por el hambre", títulos alusivos a temas alegóricos y mitológicos. En el caso cuadro el "Castigo del Traidor", esta representa un banquete, en cuyo primer plano aparece un rey y un hombre amarrado que va a ser arrojado a un pozo, ante la mirada del resto de los comensales. Lo representado corresponde a la escenificación de la segunda parte de la Parábola del banquete de las bodas reales, (Mateo 22: 1-14), específicamente a los versículos dedicados al invitado mal vestido para una boda. (Mateo 22: 10-14)

Lo que recoge esta parábola es la tradición de las monarquías orientales, que tenían la costumbre de enviar trajes de boda a sus invitados que se sentaban en su mesa. La negligencia en no usar una vestimenta apropiada era un insulto y una falta a la hospitalidad, lo que implicaba un castigo. El mensaje de la parábola enseña a aceptar a Cristo y el mensaje evangélico, de lo contrario esto determina la no participación en el banquete celestial y el destino del infierno.

La segunda pintura, titulada "Azotados por el hambre", representa una escena de un grupo de figuras humanas en situación de desamparo y angustia, mientras se reparten alimentos, atienden a enfermos y entierran a sus muertos, entre otras acciones. Lo que verdaderamente se representa es el tema de "Las siete obras de la misericordia", las que aparecen en los relatos de los evangelistas, específicamente en Mateo 25:35-36. Texto que da cuenta del mandato evangélico de dar comida al hambriento, de beber al sediento, atender a los enfermos, acoger a los forasteros, vestir al que está desnudo, visitar a los encarcelados y dar sepultura a los muertos.

Ambas pinturas fueron compradas presumiblemente por Eusebio Lillo en Europa, y eran parte de la colección que poseía en su casa de la calle Chacabuco en Santiago, que se convirtió en un centro de reunión social e intelectual a comienzos del siglo XX.

La correcta identificación de su iconografía nos permite, después de cien años, restablecer sus verdaderos temas, un valor significativo que se había perdido, a fin de fundamentar las intervenciones de restauración, como también contextualizar su procedencia, incorporar información para futuras exhibiciones y proponer una interpretación sobre el coleccionismo en Chile.

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